Sammy Marrero cantó sus clásicos quizás por última vez

Las canciones que hicieron mundialmente famoso al coameño Sammy Marrero no podrán escucharse más en su voz, por el momento. Por eso, el concierto “El final y un comienzo” fue tan especial para él y los músicos de su orquesta.

No podrán escucharse más en su voz -por el momento- porque la licencia que le permite cantarlas concluyó el 31 de diciembre de 2018 y no se sabe cómo concluirá el pleito legal que contra él lleva la familia del fenecido compositor y director de orquesta Raphy Leavitt, quien junto a Marrero, llevó esas canciones al mundo entero desde 1971 cuando se fundó la orquesta La Selecta, de la cual Marrero fue su cantante principal por 43 años.

El concierto fue un compartir de Sammy con su fanaticada, que entiende y acoge a su ídolo a pesar de su edad y su ya lento caminar, y que Marrero retribuyó dando su máximo esfuerzo en canciones clásicas como “Amor y paz”, “Destino humano”, “Soldado”, “Payaso” y “Herido”, correspondientes a sus primeros años con La Selecta.

También fue momento donde el compañerismo, la amistad y el cariño de otros artistas hacia Sammy se manifestó plenamente porque por la tarima pasaron varios cantantes que le dieron un toque especial.

El primero fue Oscar Serrano “Oscarito”, quien aunque es conocido como merenguero, mostró su vena salsera al acompañar a Marrero en el tema “El buen pastor”. Sus soneos fueron adecuados y dentro del tema.

Luego apareció en tarima Juan Manuel Lebrón para acompañar a Sammy en el tema “Chiquilla”, composición de Luis Marrero. Lebrón también grabó ese tema hace años, pero en ritmo de bolero. Junto a Sammy lograron una muy buena interpretación de ese tema, que en la radio se escuchó originalmente en voz de Sammy en 1987.

La entrada de Domingo Quiñones animó mucho a la gente cuando Sammy interpretaba su éxito “Si me caigo, me levanto” e inmediatamente luego cuando sonó “Somos el son”, en el que Quiñones hizo galas de su dominio de la improvisación salsera.

Los últimos invitados de la velada fueron el cuatrista Prodigo Claudio y el trovador Eduardo Villanueva, quienes participaron en el tema “Jíbaro soy”. Claudio sigue demostrando que es uno de los cuatristas elite de Puerto Rico, mientras que Villanueva improvisó de manera espectacular sobre el cariño que siente el público hacia Marrero y sobre la pena que siente al ver que el veterano cantante sufre por la pugna legal a la que lo han sometido.

Charlie Maldonado y Víctor Ramírez cumplieron cabalmente como coristas, pero la ausencia del también veterano Carlitos Ramírez fue notable. Por alrededor de 35 años la dupla de voces de Sammy Marrero y Carlitos Ramírez fue la que identificaba a La Selecta. Y en la nueva etapa, Ramírez no abandonó a Sammy. Pero ayer, un quebranto de salud evitó que pudiera trabajar. Por eso, fue Maldonado quien interpretó los temas “Primera vez” y “Cositas que se olvidan” en lugar de Carlitos.

El cierre “oficial” del espectáculo fue con “La cuna blanca”, pero la “ñapa” fue con “Siempre alegre”, que contó con todos los invitados en tarima cantando con Sammy.

La orquesta se escuchó potente y bien aceitada dirigida por el maestro Edgard Nevárez, que para este concierto se concentró en la dirección y coros y dejó su espacio en la sección de vientos en manos del reconocido trompetista José “Ito” Torres. Armando López Haddock fue el otro trompetista.

Entre los músicos, resaltaron esta vez el timbalero Kevin Vega, quien hizo un solo espectacular en el tema “Soldado” y el pianista Ángel Torres “Pajay”. La velada se realizó en la Sala Sinfónica Pablo Casals del Centro de Bellas Artes de Santurce.

La prohibición de cantar las canciones compuestas por Leavitt, desde el 1 de enero, se circunscribe a Puerto Rico y Estados Unidos, no al resto del mundo. La licencia que vence hoy, emitida por la Sociedad Americana de Compositores, Autores y Editores (ASCAP, por sus siglas en inglés) no pudo ser renovada por la orquesta porque la familia Leavitt retiró las canciones de esa agencia y aún no las han registrado en ninguna otra empresa licenciadora de derechos de autor.

Por:  Omar Marrero